La ciberdelincuencia representa un porcentaje alto dentro del cómputo total de delitos producidos en España, concretamente ocupa el tercer puesto en crímenes digitales tras EE.UU y Reino Unido con 70.000 incidentes en el año 2014. Estos ataques cibernéticos crecieron a nivel mundial un 48% durante el año 2014 hasta alcanzar un total de 42,8 millones de incidentes. Otro dato alarmante es que la ciberdelincuencia en fecha de 2014 movió 575.000 millones de dólares en todo el mundo, que para poder entender la magnitud del dato, representa el PIB de un país medio.
Los delitos son múltiples, abarcan desde el vandalismo cibernético poniendo en jaque diferentes webs, el robo de datos, la extorsión, el espionaje industrial hasta la comisión de delitos en las denominadas ciberguerras. En USA, las ‘’ciberwarfare’’ son de gran preocupación para el Pentágono y la U.S National Intelligence Agency, dado que algunos ciberterroristas intentaron obtener el control de gaseoductos y oleoductos norteamericanos a través de un ciberataque al software de las empresas implicadas. Estas ciberguerras no solo afectan a U.S.A sino que también en estados como Arabia Saudí, Kuwait, Pakistán, Colombia y el Reino Unido han sufrido algún ciberataque dentro del sector energético.
En España un ciberdelito de esta magnitud podría tener un efecto devastador, por ello deberíamos preguntarnos si los presupuestos asignados para la prevención y control estos delitos debería aumentar. A nivel privado, las empresas ya están asesorándose y poniendo los medios para mitigar estos riesgos.
Mas info: Belén Arribas